Variabilidad de la frecuencia cardíaca
La variabilidad de la frecuencia cardiaca (VFC) es un biomarcador que proporciona información crucial sobre el funcionamiento del cuerpo, particularmente en relación con el sistema nervioso autónomo. Aunque está relacionada con la frecuencia cardiaca, no son lo mismo. La frecuencia cardiaca mide el número de latidos por minuto, mientras que la VFC mide el tiempo entre cada latido, que no es constante. Este intervalo entre latidos varía, y cuanto mayor sea esta variación, mayor será la VFC.
La importancia de la VFC radica en su capacidad para reflejar el estado del sistema nervioso autónomo, que controla funciones corporales involuntarias como la digestión y el ritmo cardiaco. Este sistema se divide en dos partes: el simpático y el parasimpático, que operan de manera opuesta pero complementaria. El sistema simpático es responsable de la respuesta de «lucha o huida», preparando al cuerpo para la acción física o mental, mientras que el sistema parasimpático se encarga de la relajación y la recuperación.
La VFC nos indica cuál de estos sistemas predomina en un momento dado. Una alta VFC, que implica un ritmo cardiaco más irregular, suele ser un signo de activación del sistema parasimpático, lo que sugiere que el cuerpo está en un estado de descanso y recuperación. Por otro lado, una baja VFC indica un ritmo cardiaco más constante, asociado con la activación del sistema simpático, que es típico de estados de estrés.
En un cuerpo sano, existe un equilibrio entre estos dos sistemas, con el sistema simpático dominando durante períodos de actividad y el parasimpático tomando el control durante el descanso. Sin embargo, este equilibrio puede romperse si el cuerpo se enfrenta a un estrés prolongado, llevando a una activación simpática constante. Esto significa que incluso en reposo, el cuerpo permanece en alerta, lo que puede impedir una recuperación adecuada y afectar negativamente la salud.
Medir la VFC, especialmente por la mañana y en reposo, puede ayudar a determinar si el cuerpo está en un estado adecuado de recuperación. No obstante, es importante considerar que una activación parasimpática excesiva también puede ser problemática, indicando sobreentrenamiento o la anticipación de una enfermedad. La interpretación de la VFC es compleja y debe ser manejada con cuidado, idealmente con la ayuda de aplicaciones especializadas que facilitan el análisis.
Para medir la VFC, se pueden utilizar dispositivos como cintas de pecho, cámaras de teléfonos móviles o relojes con pulsómetro. Estos dispositivos registran el pulso durante un período de tiempo, idealmente más de un minuto, para proporcionar datos fiables. Las aplicaciones como Elite HRV y HRV4training interpretan estos datos y ofrecen recomendaciones basadas en ellos.
Es crucial mantener consistencia en las mediciones, realizándolas en condiciones similares cada día, preferiblemente por la mañana. La tendencia en la VFC a lo largo del tiempo es más importante que los valores individuales, y con el tiempo, estos datos pueden ayudar a optimizar el entrenamiento y la recuperación, ajustando la carga de trabajo según las necesidades específicas del cuerpo.